Se considera trabajador autónomo a la persona que realiza una actividad laboral en nombre y cuenta propia, que no depende de otra persona y asume el riesgo económico del trabajo realizado. Además de las inversiones necesarias relacionadas con la actividad de su empresa, el trabajador autónomo dispone de unos locales donde está domiciliada la empresa. También decide libremente sobre la jornada de trabajo, la forma de prestarlo y no está sujeto a las órdenes de otras personas. El trabajador autónomo trabaja para varios clientes.

El inicio de una actividad por cuenta propia no está exenta de riesgos y son muchas las empresas que no sobreviven después de un año de existencia. Por este motivo, es importante reflexionar sobre las razones que justifican la creación de la empresa y las posibilidades de éxito empresarial en un entorno frecuentemente desconocido.

 

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