Ficha profesional Blanca Amorós

Entrevista realizada en abril de 2020

Iniciaste tu formación en la Universidad Politécnica de Valencia donde fuiste premiada por el mejor currículum académico en 2012, y entre 2013 y 2018 estudiaste en la Academia de Bellas Artes de Múnich. Cuéntanos quién eres y a qué te dedicas.

Soy artista visual y me dedico principalmente a la pintura. Mi obra se muestra en galerías y otros espacios expositivos en distintos países, e imparto cursos de técnica pictórica en facultades y museos de Bellas Artes.

Llegaste a Múnich en 2012. ¿Por qué elegiste esta ciudad para seguir desarrollándote como artista? ¿Cómo fueron tus primeros pasos en Alemania?

Admito que fue una decisión que tomé en aquel momento sin pensar ni informarme demasiado. Tenía 21 años y simplemente quería utilizar la posibilidad que me daba la beca Erasmus para vivir en otro país, solo por el hecho de experimentar una realidad diferente. Para elegir mi destino, empecé a descartar países basándome en prejuicios absurdos, como quien juega a las cartas. Los países mediterráneos, por considerarlos demasiado similares a España, se quedaron fuera desde el principio. También sabía que quería irme a una gran ciudad con mucha oferta cultural. Había oído que Berlín era tenía mucha escena underground, pero mi universidad no tenía convenio allí. Así que mi razonamiento fue: Múnich es la ciudad más grande con la que mi universidad tiene convenio en Alemania y Berlín está en Alemania, Múnich entonces. La lógica es aplastante. Como te puedes imaginar, cuando llegué y me encontré con una ciudad obscenamente rica y conservadora, me di cuenta de que mi planteamiento tenía algunas lagunas. En cualquier caso, aunque supe que no era el lugar donde quería pasar toda mi vida, desde el principio vi las ventajas. La Akademie tenía unas instalaciones increíbles y apenas había alumnos que hicieran uso de ellas en comparación con la Faculta de Bellas Artes en Valencia, siempre abarrotada y con escasez de recursos. Es verdad que echaba mucho de menos esa actividad frenética de la U. Politécnica, pero usé la oportunidad para concentrarme en mi trabajo. Además, tuve mucha suerte con mis compañeros de piso alemanes, que eran un encanto, y poco a poco empecé a hablar alemán con ayuda también de clases.

El mercado del arte es complicado y con normas a veces difíciles de descifrar. ¿Qué oportunidades has encontrado en Alemania y Austria? ¿Tuviste dificultades para establecerte como artista? ¿Alguna ayuda que te sirvió en tu desarrollo profesional?

Como decía, muy pronto observé que Múnich me ofrecía unas oportunidades en España nunca tendría. En la Akademie se pone en contacto continuamente a los alumnos con el mundo del arte, por ejemplo, a través de la exposición anual en verano. Es un lugar de encuentro entre los estudiantes y los galeristas, coleccionistas, etc., no la burbuja romántica en la que me parece que estaban encerradas las facultades españolas (al menos, en aquel momento). Es verdad que se podría acusar a este sistema de ser demasiado capitalizador, pero es también más maduro y realista en otro sentido. Yo tuve por primera vez la oportunidad de dedicarme al arte profesionalmente, y mi trabajo se vio reconocido tanto económica como socialmente. Por eso decidí quedarme un tiempo. Pero, como decía, la ciudad no era para mí; cuando descubrí Viena, decidí estudiar también allí y es donde resido actualmente.

Sin embargo, la realidad austriaca es muy distinta a la alemana y no te pone las cosas tan fáciles como extranjera. Aquí hay muchos artistas y mucha competencia y, aunque hay muchas ayudas estatales al arte de las que yo he podido beneficiarme, otras están reservadas a los/as austríacos/as o residentes durante más de cinco años. Por eso, gran parte de mis ingresos siguen viniendo del trabajo que expongo o realizo en Alemania.

¿Cómo crees que la experiencia en Alemania te ha ayudado a evolucionar profesionalmente? ¿Qué has aprendido aquí que te gustaría trasladar a España?

Me ha dado la oportunidad de dedicarme a lo que siempre he querido y para lo que me he formado: hacer y divulgar arte. Este respeto por la cultura es algo de lo que se debería aprender en España y que empieza con una formación desde la niñez sensible a las artes. Pero soy muy pesimista aquí, porque me temo que la inversión en cultura y su divulgación en los países menos ricos de Europa (como es el caso de España) depende de gobiernos lastrados por agentes económicos que consideran improductivas ciertas áreas del conocimiento y los conducen a políticas educativas centradas en formación de trabajadores de la industria.

Desde que acabaste la carrera has vivido en Alemania y Austria. Cada vez es más común que una persona estudie, trabaje y se jubile en diferentes países. ¿Cómo crees que se puede mejorar la experiencia de esa movilidad a nivel profesional y social en Europa?

En primer lugar, habría que provocar que este intercambio sea equilibrado, invirtiendo en los países del Sur y Este de Europa en educación y desarrollo económico, haciéndolos atractivos al talento más allá de su papel como destinos turísticos. Facilitar la movilidad es un engaño si el flujo de talento e intelecto no circula por igual en ambas direcciones. Exportar talento e importar turistas es un error que solo nos empobrece tanto cultural como económicamente.

¿Cómo te ha cambiado como persona vivir en el extranjero? Si volvieras atrás, ¿te marcharías otra vez?

Es un asunto al que le he dedicado mucha reflexión. En cuestión de carácter, acabas siendo demasiado alemana (o austríaca) para ser española, y viceversa. Al principio, ese sentimiento de no-pertenencia me provocaba mucha melancolía. Sin embargo, eso se fue transformando en una actitud muy positiva, ahora no necesito ser de ningún lugar y creo que, en cualquier caso, esta multiculturalidad me ha hecho mejor persona. Me marcharía otra vez, claro.

¿Tienes relación con otros artistas españoles en Alemania y en Austria? ¿Verías útil que hubiese una red estable de networking entre profesionales españoles que tengan Alemania como nexo en común?

No, lo cierto es que no la tengo, no me interesa un artista por ser de un país. Lo que sí echo de menos es una red que ponga en contacto artistas españoles con el mercado alemán, residan o no en Alemania. Aquí hay mucho dinero y en España mucho talento, y sería interesante poder activar un verdadero intercambio de cultura/capital. Creo España debería ser capaz de poner su talento de manifiesto en Europa sin que esto suponga un proceso de emigración. Porque no olvidemos que, para muchos, este exilio puede ser una experiencia traumática o simplemente irrealizable. Incluso mi caso, que es un ejemplo de “emigración placentera”, no está exento de dudas y la frustración de no poder tener estas mismas oportunidades y condiciones en mi país de origen.

¿Tienes alguna frase de ánimos o alguna recomendación para los que acaban de llegar?

Si lo único que les ha motivado a venir aquí es la falta de oportunidades en España, solo les puedo confirmar que, efectivamente, lo más posible es que sus sueños se hagan realidad y tengan unas condiciones laborales de cuento de hadas, especialmente en un lugar tan rico como Baviera. Pero no les voy a engañar, el precio que esa gente va a pagar es alto, y siempre echarán de menos el clima, el humor, la comida y la familia en España. Si vienen porque les apetece y sienten curiosidad por otras culturas, no necesitan mis ánimos, sabrán obtener de esta experiencia lo que buscaban.

¡Muchas gracias por tu tiempo!

Muchas gracias a vosotros/as.

 

Esta entrevista forma parte de una serie de entrevistas a profesionales españoles en Alemania. Si quieres ser entrevistado o conoces a algún otro español que crees pueda aportar a esta sección, no dudes en escribirnos a alemania@mites.gob.es.