Ficha profesional Enrique Jiménez

Entrevista realizada en diciembre de 2019

Enrique Jiménez, Catedrático en la LMU de Múnich, oriundo de Granada, se dedica a estudiar la cultura cuneiforme de la antigua Mesopotamia. En 2017 recibió en Berlín uno de los galardones más importantes que existen en Alemania para investigadores jóvenes, el Premio Sofja Kovalevskaja, que entrega anualmente la Fundación Alexander von Humboldt.

Te mudaste a Múnich en primavera de 2018 para desarrollar en la universidad LMU un proyecto de investigación sobre la antigua Mesopotamia. Cuéntanos un poco quién eres y en qué consisten tus estudios ahora mismo.

Soy un asiriólogo, una palabra que poca gente conoce y que se usa para describir a los filólogos que se ocupan de la cultura de la antigua Mesopotamia, que corresponde más o menos con el moderno Iraq. Mi principal interés es la literatura de la antigua Mesopotamia, y en particular trabajo en la reconstrucción de los “clásicos”. Desde que se logró descifrar el cuneiforme, a mediados del siglo XIX, hasta ahora los asiriólogos han estado trabajando en la reconstrucción de los grandes textos literarios del antiguo Irak, entre ellos la “Epopeya de la Creación”, el “Poema del Justo Sufriente” y la “Epopeya de Gilgamesh”. Estos textos están llenos de lagunas textuales: en términos actuales, sería como leer una novela a la que le faltan algunas páginas al azar. De vez en cuando los asiriólogos encuentran por casualidad alguna de estas páginas perdidas que nos permiten leer por primera vez en el mundo moderno un texto de la Antigüedad, lo que resulta muy emocionante. El proyecto en el que estoy embarcado tiene como objetivo el empleo de algoritmos para ayudar en esta labor de reconstrucción.

¿Sabías alemán antes de llegar? ¿Es indispensable para integrarte en el entorno académico de la universidad?

Sí, había aprendido alemán durante varios años, pero es un idioma que nunca se acaba de aprender. En las humanidades el alemán es indispensable en general, puesto que hay mucha literatura escrita en ese idioma. En la universidad alemana, por lo general, las humanidades solo se enseñan en alemán, así que sí es imprescindible para desarrollar una carrera aquí. En las ciencias no es tan indispensable.

¿De qué manera crees que la experiencia en Alemania te está ayudando a evolucionar profesionalmente? ¿Qué estás aprendiendo te gustaría trasladar a otros países donde has trabajado previamente?

Es una experiencia fantástica vivir y trabajar en el extranjero. Uno se da cuenta de que, al fin y al cabo, no somos tan distintos. Especialmente dentro de la Unión Europea tiene uno la impresión de que, una vez se supera la barrera del idioma, vivimos todos en el mismo gran país.

En la universidad alemana, y en especial en la de Múnich, hay un gran apoyo institucional a la investigación. Es relativamente fácil conseguir proyectos de investigación, y la universidad y otras instituciones apoyan la creación de grandes grupos de investigación. La existencia de grandes grupos de investigación en las humanidades es relativamente rara fuera de la universidad alemana.

Y al revés, ¿qué cualidades crees pueden aportar los científicos españoles a la investigación internacional?

Los científicos españoles tienen, en general, una formación excelente, a la par de otros países europeos. Además, tienen una cultura de trabajo profundamente inculcada, que a menudo les hace sobresalir cuando trabajan en grupos internacionales. Un profesor alemán me dijo que los españoles que conocía él eran “humorlose Arbeiter” — trabajadores sin sentido del humor.

La carrera investigadora está inevitablemente asociada con la movilidad. Es habitual que una persona estudie en varios países, desarrolle su carrera profesional en otros centros y se jubile en otro país. ¿Cómo crees que se puede mejorar la experiencia de esa movilidad a nivel profesional y social?

Dentro de la Unión Europea es relativamente fácil trabajar en varios países, ya que los sistemas están homologados. Es más difícil cuando se trabaja fuera de Europa. Creo que la movilidad debería empezar lo más pronto posible. Además, deberían fomentarse los intercambios de corta duración, para que los profesionales de un país pudieran realizar estancias breves en otros países. Los beneficios serían enormes.

Los científicos españoles están muy bien organizados. Aparte de iniciativas como CERFA (Sociedad de Científicos Españoles en la República Federal de Alemania) o CRE (Científicos Retornados a España), ¿tienes relación con otros profesionales españoles en Alemania? ¿Verías útil que hubiese una red estable de networking entre profesionales españoles que tengan Alemania como nexo en común?

Sí, creo que sería un recurso útil, dado que los retos que afrontamos son parecidos y hoy en día no hay otra manera de conocer a otros españoles en Alemania. Yo, personalmente, no tengo contacto académico regular con ningún otro español en este país.

¿De qué manera te ha cambiado como persona vivir en el extranjero? Si volvieras atrás, ¿te marcharías otra vez?

Me ha cambiado mucho, tanto personal como profesionalmente. Personalmente, me ha permitido conocer a gente de muchos países distintos, lo que recomiendo a todo el mundo. Profesionalmente, me ha permitido desarrollar una carrera internacional, aprendiendo un poco de cada rincón. Sin duda, me marcharía fuera de nuevo.

¿Tienes alguna frase de ánimos o alguna recomendación para los que están interesados en una experiencia internacional pero no acaban de arrancar?

Les diría que se lancen a hacerlo. Es una experiencia fantástica que les enriquecerá enormemente.

¡Muchas gracias por tu tiempo!

 

Esta entrevista forma parte de una serie de entrevistas a profesionales españoles en Alemania. Si quieres ser entrevistado o conoces a algún otro español que crees pueda aportar a esta sección, no dudes en escribirnos a alemania@mites.gob.es.